Un análisis reciente sobre hábitos financieros sostiene que la diferencia principal entre quienes logran estabilidad económica y quienes permanecen atrapados en ciclos de endeudamiento no se basa en cuánto dinero ganan, sino en la manera en que lo utilizan.
Especialistas en educación financiera explican que gran parte de la población depende exclusivamente del trabajo activo: ingresos que solo se generan mientras la persona dedica horas laborales. “Es un modelo limitado. Cuando las personas dejan de trabajar, los ingresos se detienen. Es una trampa que impide construir libertad financiera”, señalan.
En contraste, individuos con mayor conciencia financiera desarrollan estrategias basadas en la adquisición de activos como negocios, bienes raíces, acciones y otros instrumentos que producen ingresos pasivos. Estos activos continúan generando rentabilidad incluso sin la presencia física del propietario.
El autor y conferencista Robert Kiyosaki ha sido uno de los principales promotores de este enfoque. Según su conocida definición, “un activo es todo aquello que pone dinero en tu bolsillo, mientras que un pasivo lo saca”. Sin embargo, muchos ciudadanos confunden pasivos con activos, adquiriendo bienes como vehículos de alto costo o viviendas con hipotecas elevadas, que en realidad representan gastos continuos.
Los expertos recalcan que el camino hacia la prosperidad comienza con la capacidad de transformar el salario en inversiones inteligentes. “Cada peso bien invertido tiene el potencial de multiplicarse. La clave no es trabajar más horas, sino aprender a hacer que el dinero sea un generador continuo de oportunidades”, afirman.
El informe concluye que adoptar esta mentalidad financiera puede marcar un antes y un después en la vida económica de cualquier persona, permitiéndoles avanzar hacia una mayor estabilidad, autonomía y tranquilidad a largo plazo.

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